sábado, 16 de junio de 2012



No quiero máscaras
para eso ya tenemos rostros
para respirar estando muertos
y permanecer estoicos
ante la debacle de nuestros sentimientos
pero las palabras
que no guarden lo que somos
y que digan aun más
de lo que podemos demostrar de frente…


sábado, 9 de junio de 2012


ANATEMA

Para todos aquellos
Seguidores de la noche
De su calma y sus tinieblas
Profanadores de la verdad
Que entraña la materia
Sedientos de la cicuta
Que trae consigo la consciencia
Para quienes desechan lo invisible
Las falsas promesas y su intolerancia
Para aquellos que mortales
Siguen siendo los mejores
Que agazapados en la oscuridad
Sonríen a la vida y esperan su final
Para todos aquellos
Que han abierto la mente 
Y no necesitan del opio y su gente
Para aquellos que vuelan con sus alas
Y no buscan ángeles a sus espaladas
Para aquellos que no creen en milagros
Por que todo lo hacen posible
Para todos aquellos
Que aman la vida
Y no temen a la muerte
Para aquellos que han contemplado el paraíso
En los ojos de la persona amada
Para aquellos que han visto el infierno
En la sangre derramada
Aquí esta la buena nueva
El evangelio de la verdad
¡Dios no existe!
¡Dios ha muerto!  


miércoles, 6 de junio de 2012


CONFESIÓN

Como es que huyes con la mirada
Omitiendo tus errores y tus faltas
Negando la verdad que me amas
Fiel a tu engaño de olvidar la razón
Eternamente sometida a tu egoísta corazón
Simulando cosas vagas amores falsos
Imitando a personas que no eres y no quieres ser
Olvidando que te amo y siempre te amare
No huyas más de mí y dime lo que sientes…


lunes, 4 de junio de 2012


1968

2 de octubre
Tlatelolco vibra
La juventud despierta
Las tres culturas sangran
La multitud se revela
La opresión se burla
Guantes blancos manchados de odio
Francotiradores en nubes rojas
Traidores cuidando las espaldas
Disparos a quemarropa
Zapatos olvidados
Hermanos mutilados
Ideales destrozados
Golpes, huesos, sangre…
Humanos masacrando humanos
Solo quedan gritos apagados
Lágrimas y miembros fríos
La lluvia no limpia la masacre
¡2 de octubre aun sangra!
El tiempo no borra sus horrores
¡2 de octubre no se olvida!

 

viernes, 1 de junio de 2012


AMAPOLA

¡Oh! amapola, vino letárgico, aroma, canción,
Fuente de vida, de donde brota el amor,
Hermoso ser no creado, imaginado, deseado,
Estrella distante de brillo fatal, cálida,
Diosa trismegista, deseo, ternura y pasión,
Lluvia, brisa, viento, hacedora de suspiros,
Criatura de la naturaleza, fresca y virginal,
Pura, cual diamante en bruto, mineral,
Con la belleza de ese ser indomable, intocable,
Casi inalcanzable, casi celestial, angelical,
Resplandor que ciega la vista, que la eclipsa,
Fruto incorruptible, delicioso, encantador,
Hija de la luna, blanca como la nieve, hermosa,
Delicado pétalo de flor venenosa, bella y letal,
Capullo, mariposa, fulgor, ilusión narcótica,
Botón delicado, Venus tus labios carmín,
Ilusión preciosa, arcana, perenne, solo tú,
¡Oh! amapola, humo que se eleva formándote,
¡Oh! hermosa amapola que me elevas hacia ti,
Con esos bailes orgiásticos de seducción,
Con esa mirada de soles, ardientes, mortales,
Con esa cadencia de tu figura, hashish,
Con esos labios de sangre, pulpa y almíbar,
¡Oh! amapola deseo la perdición del amor,
Quiero terminar con este dolor, soledad,
Con este último suspiro, con este aire estertor,
Con este céfiro, el cual llega de tu ser,
Espero encontrarte Circe solo por esta vez,
Sensaciones, montañas de antiguas pasiones,
¡Oh! amapola es tu cariz mi rendición,
Te ofrezco mi voluntad, la cual no tengo,
Te brindo mi corazón, el cual ha muerto,
Te entrego mi soledad completa, es toda tuya,
Y mi amor te lo derramo, pues te pertenece,
Espero unirme contigo en el crisol de la eternidad,
¡Oh! preciosa amapola diosa de esta quimera,
                                                          que es la vida.
                                                                                          Salvador Rivera





UNA BUENA JORNADA

6
:00 p.m., hora de levantarse, el despertador ya no suena como antes, ahora solo lanza un lamento metálico que termina en un gorgoteo, un aullido gutural que se repite, una y otra, y otra vez, es el sonido más desesperante que existe, un ataque psicológico al descanso y al mal dormir; lanza sus decibeles inmateriales desde el lado opuesto de la habitación, detrás del estante de libros que utilizo como muralla, la cual evita lance algo y de muerte al fastidioso aparato a quien le encomiendo el trabajo de volverme a la conciencia y a las responsabilidades de alguien a quien le importan demasiado los demás, sin que lo sepan o se lo imaginen, sin siquiera hablar con ellos…

Después de recordar la infancia y como en ella maldecir unos instantes por la repentina exhumación, tengo que correr para de un solo golpe desnucar al despertador que tomo la apariencia de un pequeño Hulk desde que cumplí la edad de diez años, diariamente rompo su cuello para que deje de hacer ese sonido que me agobia, pero gracias a su maquinaria después de un rato regresa a su verde realidad, y yo a las exequias del que ayer fui y no volverá jamás, no hay más que un momento, “el presente”, un momento continuo que comienza con la luz que fulmina la inconsciencia y termina cuando las tinieblas nos nublan para siempre; el pasado son solo recuerdos y el futuro imaginación, dos cosas abstractas, pero el presente siempre está, es materia y acción unida, es este el que me transforma y al cual transformo, y ambos lo hacemos según nuestro placer, en ocasiones es mi juguete y en otros no soy más que su títere…

En una ocasión a las 5:00 a.m., éste presente me rompió un brazo y la quijada porque a un conductor ebrio se le ocurrió dormirse mientras yo cruzaba la calle, justamente cuando trabajaba, solo recuerdo ver uno de mis dientes insertado en el asfalto, una gran mancha sanguinolenta que confundía mi cara con la banqueta, y a pesar de todo haber regresado a casa sin desmayarme; en otra ocasión tome la decisión de romper mi pierna por que no deseaba ir a trabajar, para lo cual subí a la azotea y sintiendo la libertad de estar cinco metros por encima de los demás, doble mi pie derecho hacia atrás lo más posible, lo amarre al muslo fuertemente con un cinturón y salte para caer solo con la pierna izquierda que es la más débil, volé por un segundo, después solo escuché un chasquido, mi peroné desgarro la piel que lo mantenía pudorosamente dentro y salió a la superficie, como quien busca desesperadamente tomar aire después de hundirse en el mar, solo que esta vez exhalaba sangre y no agua…

Estuve cinco meses sin salir de casa, en una ocasión mi madre fue a verme, la recibí sin hablar y ella tampoco dijo nada; no tardó en darse cuenta de que no encontraba la diferencia entre mi casa sola o mi casa con su presencia, así que decidió irse, pues en realidad lo único que cambiaba era la conformación de los átomos y moléculas que ocupaban un espacio en el interior, las moléculas de aire fueron desplazadas por las de la carne; como siempre mi indolencia la alejo…

Todo esto viene a mi mente mientras lavo mi rostro, me miro demacrado y con dos grandes ojeras de ceniza reflejadas en el espejo, odio esa imagen, y por eso a veces tengo que asesinar a ese maldito objeto reflector, sin embargo, todos son iguales, me odian, pero ya lo tomo con filosofía, pues se que lo hacen sin querer, es inherente a su naturaleza y no lo pueden cambiar; como yo tampoco puedo cambiar la mía; así que esta vez lo dejo vivir y me alejo de él con desdén…

7:00 p.m., meto las sobras de la comida de ayer al microondas y espero unos minutos, observo el interior del horno y reconozco que el calor es invisible; como por arte de magia los pedazos de carne y los guisantes saltan, cambian de forma y de color; creo que todos estamos en un especie de horno, pero el calor no es la única fuerza invisible que nos hace cambiar, también está el tiempo, el que todo lo modifica, el único que nos acerca a nuestro final de una forma contundente…

Después de comer lentamente, tratando de separar la fusión de guisantes y carne creada por el microondas, me dispongo a preparar mis herramientas; cada una de ellas es importante para mi labor y nada puede faltar, me veo reflejado, casi violentamente, en el filo de las cuchillas y siento un pequeño gozo interno, noto que el cable que utilizo forma una enorme sonrisa encima de la cama, el mazo se yergue como un puño cerrado y dos cansados guantes de piel negros como coagulados, se encuentran punzantes y ávidos de transformarse en cuanto cubran mis manos…

Casi son las 8:00 p.m. comienza a oscurecer y la gente asustada huye a sus casas, en todos se ve un gesto de temor y preocupación, le temen a las sombras, cada vez es más difícil este trabajo, creo que seria mejor la labor en el día sin embargo temo que me obliguen a dejarlo; solo por que despojo de su sufrimiento a las personas, por que doy descanso a esos ojos cansados de la vida, ya nunca habrá más miradas tristes, solo yo soportare esta vida, estoy dispuesto a hacer este sacrificio para que los demás no sufran…

Mi trabajo es cansado y muy estresante, los golpes, los gritos, las miradas, el sudor, las lágrimas, la sangre, el último gorgoteo de vida que se forma en sus gargantas; es por esto que algunas veces hacia todo para evitar hacerlo, esa es la razón de las quemaduras en mis brazos y la falta de algunos de mis dedos, pero el remordimiento de no cumplir con mi labor era mayor; yo les doy la libertad, la inconsciencia, y ellos pagan con sus despojos materiales mis servicios, es duro pero lo tengo que hacer, algún día todo terminara, los últimos ojos tristes serán los míos…

9:00 p.m. ya es hora, apago la luz y cierro la puerta, me recibe la oscuridad de la calle y su aliento fresco, la luna es la única que contempla ávidamente mis intensiones, pero permanece a la expectativa y enmudece, es un ciclope, un enorme ojo amarillo…

Una silueta se refleja en la acera y me vuelve a mi oscura realidad, el vapor de su respiración se eleva entre la lobreguez de la noche como un monologo inquieto, las manos nerviosas humedecen su saco y la boca entumecida trata de sonreírle a la nada, sin embargo su mirada está vacía, como la de todos…

Una segunda sombra se hace presente, con la misma inquietud y la misma mirada perdida, su respiración se une con la de su acompañante en una orgia de vapor nocturno, se pierden en una hipocresía de palabras y de muecas, de roces y deseo, abstrayéndose de todo, sin saber que estoy ahí…

10:00 p.m., la luna se oculta en la bruma; un golpe certero del mazo provoca una rápida convulsión, y el veloz movimiento de la navaja abre paso a la yugular, otra vez el mismo gorgoteo, el de siempre, el que anuncia el final; él me ve con sus ojos fríos e impotentes, mientras que con el cable doy fin a los movimientos inútiles de la que se convulsiona; sus ojos se apagan, recojo mi paga de los cuerpos sin vida, solo queda el silencio y el frio; miro el reloj, solo son las 10:09 p.m., tal parece que será una buena jornada laboral…                           
                         
       Salvador Rivera

LA NATURALEZA DEL HOMBRE

E
l hombre no es malo por naturaleza como lo advierte Hobbes en su “Leviatán”, ni tampoco nace siendo bueno y es pervertido por la sociedad como afirma Rousseau en su “Contrato Social”. El hombre nace sin una carga, ni positiva ni negativa, solo asume como todo animal desde su nacimiento el Instinto de supervivencia que en la superestructura de la sociedad actual se manifiesta como algo negativo, un estado de naturaleza ya superado por el pacto subiectionis que es innato a todo hombre, como el pecado original, un dogma funcional, el primero para las bases del Estado moderno, el segundo para las de una religión.

Por tal motivo, un niño a temprana edad, que solo cuenta con el llanto para darse a notar, lo utiliza para obtener todo lo necesario para su subsistencia, ese niño un poco más grande toma las cosas que nos son suyas por que aun no conoce las reglas de propiedad y la gigantesca parafernalia material y abstracta inventada en su defensa; así un niño que comienza a hablar y a conocer el lenguaje maldice y pronuncia palabras altisonantes sin una intensión negativa, que al serle prohibidas comienza  a comprender; un niño juega con su cuerpo y busca conocerlo, no solo lo que queda fuera de su ropa, sino también aquello que se oculta por pudor social, pero rápidamente lo harán darse cuenta de lo necesario de la vergüenza para poder convivir en la sociedad.

La sociedad en la que un niño se desarrolla es la que le empieza otorgar las cargas positivas o negativas a su consciencia e inconsciencia, lo moldea para poder funcionar en la civilización humana, dotándolo de sus reglas, de sus mitos y sus leyendas socialmente aceptadas, que dan forma a las costumbres y culturas.

El hombre aprende de maldad o bondad solo del mismo hombre, que es el que etiqueta acciones y deseos. Todo ello con la excusa del razonamiento, si verdaderamente el hombre utilizara su razón haría cualquier cosa que no afectara a otro hombre directamente; como decía Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, es la fórmula concreta y correcta de vivir en sociedad; sin la necesidad de grandes legislaciones y elaboradas religiones o viceversa.

La única naturaleza del hombre es su vestigio animal; su amoralidad, sus instintos, su deseo y su raciocinio; una cosa es que se engañe a si mismo buscando respuestas en lugares equivocados y negándose como en realidad es en su totalidad, con aspectos negativos y positivos que su misma consciencia puede determinar.

Podemos olvidarnos de todo, menos de que hemos llegado a ser hombres y como tales nuestra responsabilidad es asumirnos como tales; animales con raciocinio, nada más, no seres espirituales, deseosos de mundos vanos y quimeras imposibles.

Asumámonos como hombres y seamos felices como hombres, sino podemos hacer esta cosa tan simple, pobre de la humanidad que no sabe lo que hace, que se inmola ante idolatrías lentamente, mientras su vida y su potencial se secan en esperanzas vacías.

La humanidad muere por nosotros y no con nosotros, dejémosla vivir, seamos “superhombres”, no solo seres creados atados a la fatalidad de su destino.

El hombre es humano por naturaleza y a mixtificado su existencia para cubrir su soledad, siendo el descubrimiento de esta soledad lo que lo hace verdaderamente humano. El saberse incompleto, siempre en búsqueda de la inútil perfección.

Salvador Rivera